CANTARES DE MUJER
LA TIERRA EN SU LABERINTO

La tierra, redonda consumación de los sueños de Dios, en ella puso al varón y a la mujer para que hicieran de este Edén, la continuación de su obra en nuevos días luminosos. Nos creó el mar con su sal de inmensidad. Creó los árboles, la vibrante vegetación que no cesa de dar flores, semillas, frutos desde sus raíces fértiles, procreando la viña en diversidad maravillosa. Nos creó la vertiente de los animales, en su magnitud de especies y familias. Los ríos, las fuentes, los puquiales. La tierra enterró en sus entrañas el hilo del agua pura y bendita que alimenta el existir de todos los seres de la naturaleza. El cielo donde brilla el astro que fecunda la esencia; la luna que apacienta las fases para sembrar, cutipar, cosechar. Pentagramas para las melodías del viento, la luz, el color, la forma, el amor. Todo lo hizo bien y en armonía de sabor y equidad. Más, la tentación del poder y la apropiación de todo, fue esclavizando al poderoso y al indefenso. Fue creciendo una maraña de males, de violencia y lo demás. El paraíso fue perdiendo la armonía, fue disipándose la paz, lo nefasto cundió en nuestro corazón y desde entonces buscamos culpables de nuestras propias culpas. La TIERRA lloró su desventura. Dando rienda a nuestros inferiores instintos, vamos destruyendo el paraíso, llenando los puquiales, las fuentes, los ríos, el mar, de nefastas heridas, el agua escasea ya y la sal de los mares es ahora lava contaminada con nuestros quehaceres deshonestos, la lluvia brincó a nuestros ojos, que lloran desventura, pobreza, desarraigo.
MADRE TIERRA, cómo celebrar tu día, cómo secar tu llanto y ponerte bella. Cómo adorar con la devoción debida los cerros milenarios, explotados hasta nomas en sus entrañas. Tus caminos llenos de abrojos y de sangre derramada. Cómo parar la desfiguración de tu sabia ecología. Cómo desenredar la corrupción que lastima todo espacio. Cómo vencer la violencia, la lucha envidiosa entre Caín y Abel repetida cotidianamente. En dónde hallar la equidad, la justicia en tantísima injusticia. Eres nuestra madre, valiente, inteligente, creadora. Danos las luces que guardas en tu vientre para aclarar el brillo de nuestros pensares y sentires, Danos mamita el agua de tus ojos para ver lo que debemos ver, para calmar la mata de tus penas que no hallan solución hasta el momento.

Tenemos que aferrarnos al paraíso, germinando para el varón y la mujer, no como reyes poderosos, financistas, maquiavélicos empresarios que atormentan selvas, mares, montañas. Si el sol vuelve cada día, nosotros deberemos tomar de sus arterias, la sangre que irrigue las venas de este cuerpo solidario que somos los seres de cada pueblo, comarca, hogar. Deberemos verte como la madre alegre que comparte el prudente manejo de tus recursos diversos, maravillosos, renovados, por los seres hechos de tu barro silencioso y bueno. Debemos volver a hermanarnos con todos los seres que tu naturaleza crea cada día y enciende cada noche. Limpiar las heridas de tu pecho, manos, pies, para ponerte en tus cabellos una rosa roja luminiscente y una cantuta a punto de abrir el corazón.
Hay tantísimas cosas que hacer por tu bien y tu existencia madre nuestra, que si no hemos empezado hoy deberemos empezar mañana, desbrozando este laberinto en que vivimos, para dejar que entre el agua fresca en nuestros besos.Cajamarca, 22 de abril 2022.