¡UN CUMPLEAÑOS PARA EL RECUERDO!!

 

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Por. Consuelo Lezcano

No hace mucho, en un amplio y acogedor restaurant campestre, celebraron a lo grande el cumpleaños de la señora  Anita Torres Ramírez de Isla, quien estuvo rodeada del cariño de su esposo Luis, de sus hijos Yuliana, Cristhian y Franco, de sus hermanas, de su  hijo político  Wil Bermejo, así como de su cuñada e hijos y amistades de esta simpática y acogedora familia.

Fue un compartir con mucha alegría y donde los asistentes disfrutaron de la exquisita comida cajamarquina bien rociadita por supuesto, sin faltar la tradicional torta de cumpleaños, la piñata y la buena música para todas las edades.

Don Lucho Isla y sus retoños se lucieron como excelentes anfitriones. Nos cuentan que este engreidor  esposo- pero no experto en arte culinario-  en sus afanes por preparar el exquisito lechón al horno  para su amada Anita e invitados, se chamuscó las pestañas y unos cuantos cabellos de los pocos que le quedan. Repuesto ya del “pachachari” danzó como duendecillo de molino.

Al respecto, doña Obdulia de los Alisos  que fue mandada a espiar por el  reconocido escritor sanpablino Miguel Arribasplata, nos cuenta:

´A don Lalo y a su buenamoza Cecilita la vide en  grandes cuchipandeos, tomando agüita de botella, vangélico  pue será el buen hombrecito. Poray tamién estaba el panzoncito Vitucho  con   ña Cristinasha y su hermanita, pero a cacau, las buenas mozas no ni nada podían bailar por estar de luto. El huambrita, mejor dicho el hijito shulca  de don Vitucho, se pasó la tarde  mirando nomá  su aparatito- celular cruqué se llama-, seguro su tayta pue le habrá recomendau  que  formalito  nomá se estéa.

Si vieran visto pue a don Vitucho, la prosaza que sacaba pa mover el esqueleto, disqué de Panamá sia traiu esa modas de bailar. ¡Cholo palangana!, pero no cuasi lo encontraba su pata a esas bailadas que no son pue de nuestras tierras.

¡La piñata, la piñata! gritaba el gentío y, a doña Anita limpio le taparon sus vistas con una tela y  como a gallinita ciega luacían dar vueltas y vueltas hasta que rompió con una cuchara de palo la estrellaza de papel colorau que colgaba de una viga. ¡Hay pue, que  de cositas lindazas  salían y se  desparramaban todonde! Pero, más habían huevos que saltaban como cancha en la pelada de don Vitucho. Menos mal que eran de plastiquito nomá, si de no, el pobre hombre salía hueveao hasta sus orejas, ídem don  Humala, cuando visitó a los banbachos.

A Doña Meche también lo vide, buenamosaza y botella en mano. Al final ya pue se animó a huaynear hasta sacar chispas de sus tabas, pero no perdió el razonamiento, tampoco los papeles de sus conocius del periodismo, bien liaditos los guardaba en su bayeta de lana blanca como harinita de maíz, que anda de arriba a bajo  bien  quipichaditos, hasta que día será que le roben sus documentos y algunotra cosa que guarga ayay pue desde añazos atrás.

Ya me voy, ya me´stoy  yendo, más luegito ei regresar pa chismearles más. Si me agarra la oscurana  ño Miguelito  Arrivasplata me jurapará, de juro.

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