RÍO ARRIBA, RÍO ABAJO, RÍO DE LA MAGDALENA
Por Fransiles Gallardo Plasencia.
El año 1972, Unión La Radio, de Lima, Perú, auspicia un concurso de música folklórica y Los Rebeldes de San José, de Cajamarca con Guillermo Salazar Pajares como primera voz, quedan entre los cuatro finalistas, por lo cual graban un disco de vinilo de 45 rpm con los temas Carnaval de Cajamarca y Río de la Magdalena.
En abril de ese año, trepado en la caseta del camioncito del tío Alfredo Plasencia subía yo, la cuesta del Gavilán, para iniciar mis estudios de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Cajamarca.
Han transcurrido 48 años, de estos dos acontecimientos.
Posteriormente, El Virrey Industrias Musicales, los bautiza como Don Guillermo y su Conjunto, y con Merardo Prado, se inicia la revolución musical carnavalera cajamarquina y luego, los nostálgicos zapateos y las melancolías convertidas en lágrimas por los no retornos y las ausencias sentidas de los cajamarquinos regados por todo el mundo.
Pero, esa es otra historia.
Hablemos de la emblemática canción de mi pueblo: Río de la magdalena.
La primera estrofa dice:
“En la cordillera llueve / ya la mar está sonando /
entre mar y cordillera / ya mi amor se va acabando
Obviamente, estos versos describen, el nacimiento y desembocadura del río Jequetepeque, que en mi pueblo se llama Río de la Magdalena.
El río Jequetepeque, se origina en las alturas de Quilupuy (Huacrarucro, Asunción) formando el Chontayoc, que al unirse con el Guallagual, forman el Jequetepeque, con una longitud de 185 kilómetros.
Quien compuso la letra de esta cashua y porque.
Tras largas conversaciones con el maestro y compilador musical Guillermo Salazar Pajares, estimamos que la canción, fue compuesta entre los años 1940 y 1950 y cantada por los camioneros, que hacían el trayecto de Cajamarca a Pacasmayo y de Chilete a Cajamarca llevando y trayendo materiales, pan llevar y pasajeros.
“En la cordillera llueve / ya la mar está sonando”.
Es el Jequetepeque tronando sus aguas. Sus afluentes y quebradas desbordándose en huaycos y avalanchas, destrozando los tramos de la carretera, que en muchos lugares, solo eran trochas y el ayudante o chulillo, sacaba la cabeza, para no desbarrancarse.
Las inclemencias del tiempo, las lluvias en la cordillera occidental de los andes y lo agreste de la trocha carrozable, como las siete curvas de la llamada firma de Corpancho cerca de San Juan, era un desafío cotidiano a la pericia profesional y un reto camionero a la vida misma.
Llegar a Magdalena, era una bendición, un alivio y un respiro. O el inicio de la tortura, la pericia y la buena suerte.
Río Arriba, río abajo / Río de la Magdalena /
como quieres que te quiera / forastero en tierra ajena.
Dice la letra de la Kashwa, cantada por don Guillermo y su Conjunto.
Por esos años, en la hacienda de Amillás se instaló la primera y única fábrica de azúcar del valle y por ende, mi pueblo se convirtió en el primer centro agro industrial de la región, transformándose en una pequeña metrópoli, donde llegaron forasteros de diversos lugares, por negocio o trabajo, conviviendo con diversos tipos de gentes, idiomas y costumbres.
Como recuerdo de esa pasada gloria, quedan algunas derruidas paredes de la casa hacienda y enhiesta en el tiempo, la chimenea de la extinta fábrica.
Algún romántico enamorado forastero, de alguna negada belleza de mi tierra, también pudo inspirarse y cantarlo, talvez como una pechada o yaraví.
Porqué el nombre de Río de la Magdalena.
Al respecto el historiador Arturo Gallardo Plasencia, señala que en el año de 1868, Antonio Raimondi en sus memorias escribe sobre el deseo de conocer el origen del río La Magdalena y el INC-Cajamarca en el documento “Forma y noticia de Contumazá y sus anexos 1786-1790, Pág. 15, señala como río, el de la Magdalena.
Guillermo Salazar en el proceso de investigación, conversó con legendarios camioneros cajamarquinos; como el gran Casapugos, el Chocho Bruno Abanto, el charqui Héctor Rodríguez, quien se asentó en Magdalena y tuvo un fundo y su trapiche y a don Segundo Correa, sobre la caseta de su camión, viajé hasta Cajamarca en los años sesenta.
Compartiendo opiniones con Guillermo Salazar concluimos que fue un camionero anónimo, quien compuso la canción, para acompañar su nostalgia y las largas horas de travesía. Aunque la investigación sigue abierta.
Probablemente este camionero, hacía sus paradas en Magdalena para abastecerse de cañazo, coca, cal y calentar su fiambre, y entre parada y parada, entre la subida y en la bajada, terminó enamorándose de una paisana mía.
Suponemos, que él era casado y con familia; de allí la letra “como quieres que te quiera / forastero en tierra ajena. El lamento. Dejarlo todo. Talvez el amor de marinero o de camionero.
Tampoco se ha podido determinar, quien fue la musa musical y sentimental de este enamorado chofer.
O quien sabe, escuchó los lamentos cantados de algún forastero jornalero de la hacienda o se encontraron los dos, en noches de luna y de tristeza, llorando amores no correspondidos, cantaron a esos amores.
Tu borracha y yo borracho
que vidita pasaremos
Tú me darás la copita
Yo te daré la botella
Esta estrofa, describe indudablemente al aguardiente, cañazo o washpay de Magdalena.
El cañazo, por la alta concentración de alcohol, se toma en copa y en botella de vidrio. Pero hay otra connotación. La erótica. La chicha se toma en mate de calabazo y en cántaro de arcilla.
El poeta Manuel Ibáñez Rosazza, en su libro “Simbolismo sexual en la coplas de Cajamarca”, explica la connotación erótica de “tú me darás tu copita / yo te daré mi botella”
Según parece, este anónimo y enamorado camionero, en cada parada en Magdalena, terminaba borracho de amor y de aguardiente.
Mañana, mañana voy a Magdalena
Cruzando quebradas por la carretera
Mañana, mañana voy a Magdalena
Con mi sanjuanera paso a Tembladera
Guillermo Salazar comenta, que la fuga original de esta canción, era con ritmo ancashino; entonces su padre, el constructor de guitarras don Juan Crisóstomo Salazar Vásquez, le sugiere incluirle una fuga de Kashwa, agregándole: “Con mi sanjuanera paso a tembladera” para darle mayor veracidad y credibilidad a esta anónima canción.
Quien o quienes cantaron esta Kashua, antes que Don Guillermo y su Conjunto.
No lo sé. No existen evidencias sobre esta materia.
Parece que fue una canción de camioneros; para quienes Magdalena era el punto de quiebre, entre la placidez de manejar en terrenos casi planos y enfrentarse a la agresividad invernal de las lluvias, huaycos, fangos de la cordillera occidental de los Andes, hasta llegar al Gavilán, con destino a Cajamarca.
Agradecerte querido Guillermo Salazar Pajares y a tu Conjunto musical, por rescatar del anonimato y la tradición oral a esta canción, poniéndole la música de cashua, eternizando el nombre de mi pueblo de Magdalena.
Cajamarca, 29 de marzo 2021.