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Prólogo El hombre vive en un mundo al que le transmite su sello y el que lo va marcando, en una permanente interacción que hace que en el campo exterior se pueda distinguir su marca, a tiempo en que él va siendo marcado por el entorno en donde vive. Con más asiduidad de lo pensado, el bagaje de lo asimilado en la memoria es una profunda arca plena de vivencias ricas en historias, crónicas y paremias, a la espera de ser entregadas con esmero y matizadas en retórica. Noé Zúñiga b ha conseguido pues hurgando en sus vivencias nos ha entregado varias obras de teatro, la novela El Socavón Compactado y, ahora, bajo el título de Hombres y Rocas, esta amable colección de relatos con el género que él tan bien conoce, el quehacer pueblerino en bs campamentos mineros de su natal Cajamarca. Es que él nació y se crió en Hualgayoc, ese distrito minero que desde su descubrimiento por Rodrigo de Ocaña en 1771 ha entregado 150 millones de onzas de plata y que por tiempos fue el mayor productor de este metal. Esa extendida saga está matizada por una rica historia que Noé ha sabido encontrar y que ahora nos entrega en estos relatos. |
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El tema recurrente es un anecdotario folclórico que envolviendo a hechos y persona en su quehacer cotidiano nos va relatando la vida en bs pueblos andinos del ayer. Unas veces, como en la Misa de bs Atrapados, el relato empieza con un accidente en los socavones y pasa a las arraigadas creencias de las gentes que mientras no cumplan con una promesa religiosa se cierne algún maleficio. En otro, en Aguinaldo para un Minero, narra la tragedia de un obrero que fue el mejor barretero de la zona y que ahora está postrado en un lecho por la silicosis. En la Navidad el patrón de la mina distribuye regalos a los hijos de sus peones y cuando la mujer del minero enfermo va con su menor hija, le espeta que no le toca porque su padre ya no está en la planilla. El cuento de Las Montoneritas es una protesta por los abusos que se cometían en los rincones remotos del país. Cuenta de un proceso contra dos humildes campesinos que son acusados de incumplir la Ley de Conscripción Vial en tiempos del presidente Leguía. Son encarcelados y luego por intrigas políticas y convenir a obscuros intereses, son inculpados de pertenecer a los montoneros del insurgente caudillo Eleodoro Benel. En este relato hay un hábil manejo del diálogo que lleva al lector a participar en la trama y termina haciéndolo solidario con las víctimas. En sus reseñas el autor hace uso de un lenguaje ubicado en el tiempo y el espacio en que se dan. Cuando dice “persona muy entendida en achaques de liturgia católica y latines... ”, entrega locuciones usadas a comienzos del siglo veinte. Maneja bien el argot minero, como cuando dice “...fue informado por el caporal de tumo que la bocamina estaba sollamada impidiendo la salida de los obreros que esa noche habían doblado en la mina”. Está diciendo que el túnel estaba derrumbado y que los obreros habían hecho sobre tiempo. Saludo a Noé Zúñiga por su dedicación de poner sus recuerdos mineros para el deleite, no sólo de los que estamos involucrados en este oficio, sino para todos aquellos que gozan saboreando los relatos del ayer. Felipe de Lucio Pezet. |
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DEDICATORIA
Al publicar este nuevo trabajo, recuerdo con emoción sincera a todos mis amigos que, en una forma u otra, me alentaron para que los escribiera El Autor. |
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Inicio |
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INTRODUCCIÓN Cuando tuvimos el privilegio de asumir la Dirección del Colegio «San Ramón» nuestro norte siempre fue la estela que dejó el Dr. Antonio Guillermo Urrelo, al conducir brillantemente el plantel en el período 1929- 1932. Esa fue la motivación inicial para proponernos trazar estas líneas sobre su vida y su obra. El presente trabajo es un pálido homenaje al modesto e infatigable apóstol de la educación, el erudito y abnegado maestro de generaciones. Su trayectoria de vida, sin lugar a dudas, servirá como un paradigma a la juventud que se forma en los centros educativos de los diferentes niveles, ya que como maestro o como político demostró honestidad y honradez acrisolada en sus principios y en sugestión como administrador educacional. La vida de Urrelo es seductora por el ejemplo de su moral individual. Ante los escándalos presentes con patente de impunidad se levanta en la historia la figura de este cajamarquino, que nos devuelve el optimismo y alienta la esperanza, porque seguros estamos que en muchos calará su ejemplar vida y que motivados seguirán sus huellas. |
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Luchó desde la niñez, como anota en sus memorias, es por ello que desde temprana edad formóse como un hombre de carácter. Esta cualidad le da relieve de singular figura; por eso en la acción es energía, firmeza, resolución inquebrantable: No se detiene ante el obstáculo; las resistencias son acicates que lo incitan a perseverar. Todas estas formas de ser y actuar lo patentizará fundamentalmente en su labor magisterial. El presente trabajo está dividido en cuatro partes. La Primera se refiere a su trayectoria vital que se complementa con la Segunda, relacionada ésta a su dimensión de educador. En la Tercera Parte comentamos el valor de su obra escrita y de su empresa de cultura dentro de su producción total. En la última parte como epílogo presentamos dos anécdotas de este recordado maestro. Dejo constancia de mi agradecimiento a todas las personas que colaboraron para que esta inquietud se plasme: A mi familia por su ayuda y comprensión, personal del Archivo Departamental de Cajamarca, al General (r) Luis Felipe Urrelo, Víctor Torres Urrelo, Dedo Rubio Urrelo y a todas las personas que han coadyuvado para culminar esta obra. Estos apuntes constituyen sólo un acercamiento al personaje, una aproximación que no está concluida, pero llevan impreso el grato reconocimiento de un sanramonino a la excelsa figura de Urrelo. EL AUTOR. Cajamarca, primavera del 2000. |
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