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CANTARES DE MUJER

DESPEDIDA A LA SRA. CONSUELITO ORTIZ DE SÁNCHEZ

 

 

La vida se desliza brevemente al compás del tiempo.  La aurora se precipita en el crepúsculo, el adiós en medio de las sombras.  La cándida ternura de la vida se agota poco a poco,  la muerte cabalga con los años, pero, a veces viene repentina y el niño muere de repente. El silencio calma el grito del espanto, el grito del dolor al despedir el aliento último,  desvaneciéndose en la alquimia insospechada de la sangre y el aire, en la inmensidad del viento y del alma.

Ella parte al confín de la vida haciendo el bien.  Trabajó arduamente en organizaciones benefactoras, cuyas socias le dan el adiós con fe y devoción, valores que alentaron su obra, sin pedir nada a cambio.  Las Hermanas de San Camilo, para aliviar a los enfermos, sobre todo a aquellos sin recursos para sanar; aquel otro grupo que hizo el bien a diversas personas con discapacidad, entre otras entidades en las que hizo el bien.  Su religiosidad inquebrantable, su amor,  su amistad, su alegría animaron su vida por siempre.  Fue hermosa y cabal la homilía que ayer el sacerdote expresó alabando su entrega como verdadera hija de Dios

Las cosas que tocaron sus manitas, la despiden,  la almohada que circuncidó las penas y su llanto, que gota a gota caía de sus ojos, luego de las despedidas de los hijos,  en el celo intrascendente por tanto amar;  en el dolor por el hermano enfermo que no tiene cura; por la sedienta agonía del olvido, por la soledad, el miedo a seguir viviendo en el ausente camino de la noche.  Despídese el colchón que abrigo los sueños más hermosos,  también las pesadillas duras que no faltan; despídese la silla, el banco, la mesa, el clavo que crucificó la duda en la serpiente del río, bajando a Celendín…  Allí la Madre del Carmen, el Niño Jesús de Pumarume,  la aguardan,  la acompañarán a la celeste morada de lo eterno.

San Camilo, a quien acompañó, en su obra benefactora por infinitos años, socorriendo al enfermo del brazo, del codo, del vientre,  de los pulmones o el cáncer.  San Camilo la espera también para subirla al templo de los recuerdos.   Seguirá viviendo en la medida que su memoria no se borre de las paredes, de las calles, de las casas donde su amor regó su ternura, su canto, su oración.  De aquella otra dimensión,  volverá, cuando enciendan en su nombre el canto de su vida, cuando arrullen a su amor que queda en esta tierra, cuando en su tumba le cuenten de obras buenas hechas en su nombre, cuando en su sillón se siente la paciencia y el verso de la fe.

 

 

Consuelo se lleva la fragancia de sus amados hijos y de sus compañeras que también fueron sus hijas.

Consuelo se lleva la pasión de su Pedro, enamorado de ella hasta el fin,  tomando sus manos las besó en el último suspiro del ayer.

Consuelo se lleva la sensibilidad hermosa de su Adrián, como él, nadie la abrigó con tantísimo cariño y a cada uno de sus nietos que la hicieron tan feliz.

Consuelo se lleva a su San Camilo, a las hermanas, rogándoles que no se olvide de la obra santa

Consuelo se lleva a Celendín,  con  sus gentes, los vecinos, las comadres, las familias,  a Maritza, los sobrinos,  las mestizas, la chicha, los suspiros.

Consuelo se lleva el ruego de sus hermanos enfermos, para pedirle muy cerquita a Dios, que los sane, por favor.

Consuelo se lleva esta tarde. Se la lleva entre las manos en oración contrita y luminosa. AMEN

 

Para la Sra. Consuelito Ortiz quien falleciera el 26 de febrero del 2022 a las 4 y cuarto de la tarde.

 

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