CANTARES DE MUJER
ALEJANDRO MONCADA FREITAS, MÉDICO DE LA VIDA Y LA FORTUNA
Socorro Barrantes
Alejandro Moncada Freitas decidió partir en la plenitud de la vida. No iba a permitir que la vejez ajara su pensamiento, su voz o la sensación maravillosa de sentirse a sus anchas en las lides del amor, del pensamiento, del canto, del humor. Su sangre se enredó en la simiente vital de las lianas, derramose la sangre de sus venas como en un río de tormenta que devasta árboles, límites, certidumbre. Confesando que ha vivido a pleno sol, a plena luna y noche errabunda en su particular modo de distinguir los colores del arco iris, la luz, la sombra del vino, el pentagrama del cielo y de la tierra.
En la mañana del lunes 23 de mayo del 2022, la muerte lo esperaba traidoramente en la esquina, entre el horizonte y la sombra- Como quebrada umbría, explotaron los sueños guardados por largo tiempo... Cubríose de nubes el sendero aquel de sus mañanas soleadas, donde solía correr en la certidumbre de la existencia saludable. Desnudaba su alma y cuerpo en el pasto verde del supremo bien. Respiraba las sales de los eucaliptos, el aceite de los nogales, el llanto de los sauces… Corría desnudo en los continentes de su acordeón, del que brotaban melodías sensitivas de flores recientes, de valles húmedos, besando el silencio del amor en su lenguaje de fuego ardiendo en todas las riveras.
Nadie presagió la desventurada muerte asechando la mañana plena. Ella se cubrió de sol, descargó de sus acémilas los pedernales del adiós inesperado, cegaron sus ojos, el latido de su alma, el sonido de su voz, las vertientes de las venas. Todo se paralizó en un instante. Mujer del arrabal, indómita fiera de las circunstancias, calamidad del hueso, de la nube, de la acequia, de la traición. Tu risa es malévola, arrasa el aire, la luz y con el cordón umbilical, ahogas el tiempo y el espacio en nudo rotundo, tenaz, inmisericorde.
Pero confiesas que has vivido Luis Alejandro, árbol de fecundas raíces; tus hijos volverán a explorar el universo, ese que construiste con amor al engendrarlos, abriéndose en vertientes alegres, generadoras de su propio cosmos. Se sostienen en las raíces de su padre y de su madre, pero son distintos, olas que van y vienen en el mar que inventaste para ellos, en el que la infinitud de tu ternura es inmensa, inabarcable.
Adiós Alejito, amigo de tertulias, de consejos medicinales, que vos inventaste para hacer felices a los pacientes, alejados del bienestar y la alegría. Nos devolviste la fe en la vida, en el deseo, en la pasión de vivir como la naturaleza manda. El humor de tus claros ojos nos queda para reír por largo rato y tu presencia nos anima a desvestirnos y caminar desnudos en la sinceridad de los caminos blancos de Dios y la Fortuna.
Cajamarca, 01 de junio 2022.