Semblanzas / In Memoriam

 

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IN MEMORIAM

 

¡Un hermoso ángel en el cielo, nuestra querida Madre!!!

 

A la Sra. Irma Marina Llaque Dávila

 

Dicen que el tiempo es la mejor cura para el dolor; a veces creo que no es verdad. Claro, la vida continua, eso es una gran verdad.

El 20 de febrero, no es un día cualquiera, para mi y todos mis queridos hermanos, tiene una gran significación.

Hace más de 55 años, el Señor quiso llevarse a su lado, al ser más amado para nosotros, a un ser maravilloso, a una mujer muy hermosa, como lo fue mi madre, IRMA MARINA LLAQUE DÁVILA, una madre abnegada que dio vida, con su propia vida.

Muchas veces he cuestionado esta circunstancia, si fue justo o injusto todo ello. Sin embargo, el Señor así lo quiso, y tuvimos que enfrentar a la prueba más difícil, de crecer sin ese amor, muy propio de una madre.

A pesar de nuestra poca edad, hasta hoy la recordamos y la tenemos muy presente. Particularmente, recuerdo incluso la noche de su partida, en la casa de mi abuelita María Toledo, en ese pueblito hermoso, Ichocán - Cajamarca, donde yacen sus restos, y a la que voy a visitarla siempre que puedo.

Nuestro amor por ella es y será por siempre, infinito.

Tenemos el ángel más hermoso en lo alto del cielo y sabemos que desde allí nos ilumina en nuestro diario caminar, a cada uno de nosotros sus hijos, Walter, Willam y Marina

Su ausencia no ha sido superada, pero la vida es así. Cuanto daríamos por tenerla en nuestros brazos y decirle que la amamos. Que cuanta falta nos hace, y que la necesitamos junto a nosotros. Su amor lo tenemos en lo más profundo de nuestro ser.

Madre, doy gracias a Dios por elegirte para mí. Gracias por el maravilloso tiempo que anidé en tu vientre, porque cuando en él dormía, tu voz me arrullaba como canción de cuna.

Gracias por darme tu sangre, por acariciar tu vientre; porque la sola idea de imaginarme como sería, te hacía feliz.

Gracias por velar mi sueño, por no cuidar mis caídas, sino motivarme a levantarme. Gracias, porque tu sola mirada bastaba para hablarme.

Gracias, porque aunque tu vida era frágil, siempre le sonreía. Gracias por enseñarme que nunca es tarde para prepararse y aprender cosas nuevas.

Gracias por dejarme descubrir, que detrás de tu carácter firme, existía un noble corazón rebosante de amor, por servir a quien te pide tu mano.

Gracias, porque hasta el último momento diste buen ejemplo de valentía y fortaleza, y que hasta el día de hoy, Dios te lo sigue recompensando en el cielo.

Te amamos madre querida, Dios te siga colmando de bendiciones infinitas en lo alto del cielo.

No existen palabras para expresar todos nuestros sentimientos de amor hacia ti. Sólo podemos decirte, que te amamos profundamente.

Te enviamos millones de besos madrecita linda.

Con mucho cariño, tus hijos,

César Alberto,

Wálter Miguel,

Willam Emerson,

Irma Marina.

 

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