
“ENTRE DOS FUEGOS” UN LIBRO DE INGENIEROS
Por Ing. Luis Bustamante Pérez Rosas (*)
En la literatura peruana, pocos son los escritores que han abordado el tema de la ingeniería, como literatura en sí.
Un acercamiento y con inusual impacto en su momento, lo constituye Edgardo Solari Swayne y su drama Collacocha; donde por vez primera, se pone en relieve la acción del ingeniero de campo. En este drama el ingeniero Echecopar, enfrenta a las fuerzas de la naturaleza; dentro de un territorio hostil, tormentoso y destructivo que lo obligan a rehacer, con terquedad y esperanza; una y otra vez, el trabajo ejecutado.
El ingeniero Echecopar de Solari Swayne lucha por mantener en pie la estructura que construye. Los ingenieros Echecopares del ingeniero Fransiles Gallardo luchan por su sobrevivencia; en medio del terror y la angustia de una guerra fraticida y sanguinaria.
Entre dos fuegos nos entrega, con estilo realista y acertadas metáforas; un libro dimensionalmente diferente a los que normalmente escribimos y publicamos los ingenieros. Es decir; libros de diseño, investigación o cálculo para ingenieros y/o estudiantes de ingeniería.
En el libro que comentamos, podemos apreciar también; el manejo y la transmisión oral del castellano de los lugareños, revelándonos no sólo la ingenuidad de su habla natural; sino también, la sabiduría y la resignación de sus protagonistas, como respuesta a todo cuanto sucede a su alrededor. Comunidades sorprendidas además, por lo que pasaron, están pasando o tienen que pasar. Son también actores directos, de hechos que no entienden ni comprenden cabalmente; como lo revelan los diálogos de estas historias.
Los relatos no ocurren en grandes o medianas ciudades, salvo en “Negociación” que se desarrolla en Lima. Repito, suceden en caseríos de las alturas de nuestra serranía, donde los protagonistas; a pesar del ambiente de violencia y tristeza en el que les ha tocado vivir, mantienen sus costumbres, sus danzas, sus devociones y que duda cabe; su apego al terruño y la incertidumbre, la desazón y su desesperanza, por todo lo que sucede alrededor suyo. Sentimientos plenos que reafirman su espíritu andino y ancestral.
Es interesante destacar, el conocimiento cabal que muestra el ingeniero Gallardo sobre nuestra geografía. Los escenarios de las historias, los desplazamientos y las acciones descritas, corresponden en su mayoría a los lugares que difícilmente se encuentran en los mapas.
Esta circunstancia, revela en el autor, a un ingeniero que ha viajado mucho. Que se ha desplazado por caminos y trochas de nuestra serranía, utilizando todo medio de transporte y, por ello, está compenetrado con el espíritu social y humano de la población andina; a la que, como consecuencia, ha llegado a querer y sentir como propia.
Entre dos fuegos, reivindica la figura del ingeniero de campo. Al profesional que recorre el país, bajo cualquier circunstancia y usando cualquier medio de movilización para construir carreteras, levantar edificaciones o mantener la infraestructura existente, llevando consigo el progreso a los pueblos.
Aún, en tiempo de paz social; el ingeniero debe vencer múltiples dificultades geográficas, sociales o económicas e incluso, con los eficaces medios y modernos instrumentos que brinda la tecnología actual; su papel de líder en el campamento de obra se multiplica, acorde con las necesidades que la situación exige; asumiendo con entereza y responsabilidad, la salud y el bienestar de los trabajadores a sus órdenes.
Sin embargo, es bueno destacar también, las diferentes afrentas y malos tratos, que muchos de nuestros ingenieros peruanos; tuvieron que soportar y enfrentar por la prepotencia y ejercicio del poder de algunos caciques provincianos de nuestra patria. A los cuales las carreteras, represas, canales o torres de alta tensión; afectaban sus pertenencias o sus negocios.
No olvidemos, que muchos de ellos además, fueron difamados, enjuiciados y enviados a primitivas cárceles locales; como consecuencia de absurdas acusaciones y del abuso del compadrazgo provinciano.
Son también, muchos los ingenieros que han perdido la vida en accidentes de obra, de tránsito y de trabajo y, por cierto; no fueron pocos, los ingenieros que se inmolaron, en los años de terror, descritos con acierto y mucho de veracidad y realismo; en las historias, que comentamos.
Mi congratulación personal al ingeniero Fransiles Gallardo, por entregarnos un libro; de por sí, muy interesante, ameno, poético y poco común. Que como un taladro nos recuerda con pena e indignación, los tiempos del trágico episodio vivido por nuestra patria.
Es un testimonio viviente y vivido, que no debería suceder no más, nunca más: Las asonadas, las emboscadas, los coches bombas, la destrucción de torres de trasmisión eléctrica, los asesinatos de ambos bandos y el continuo sobresalto de una población entera.
Felicitaciones también; porque la lectura de su libro, es un sentido homenaje al ingeniero peruano; cuya labor y sacrificio diario son por lo general desconocidos en nuestro país, y que el ingeniero Gallardo extiende, con mucha razón, a los ingenieros del mundo, forjadores de sueños.
Quienes, como lo sugiere el escritor Eduardo Gonzáles Viaña en su comentario de la contratapa, son un puente entre la vida primitiva y el progreso.
(*)Ing. Luis Bustamante Pérez Rosas. Ingeniero Civil, Condecorado con la Orden de la Ingeniería en el año 2000.
Articulista de las Revistas Medio de Construcción y Arqandina; además es Miembro del Consejo de Redacción de la revista Puente.
Ejerció la docencia universitaria en la Universidad Nacional de Ingeniería - UNI y la Pontificia Universidad Católica del Perú –PUCP.
Ejerció la profesión de Ingeniero Civil en Nueva York (USA).